Las sociedades modernas suelen esgrimirse bajo la idea de un pluralismo multicultural y religioso. Ese es el principio que rige todo lo relacionado con derechos humanos; no obstante, aun existen comunidades ortodoxas que practican la religión de una manera más estricta y conservadora. Ese es el caso de la localidad de Tenacu, en Moldavia, lugar donde se llevó a cabo el asesinato de una monja del Monasterio de la Santísima Trinidad.
El 15 de junio de 2005 murió por inanición Irina Maricica Cornici, según los resultados de la autopsia. Unos meses antes, Irina había llegado al Monasterio después de haber trabajado un par de años en Alemania. En aquel recinto religioso se encontró con un pope llamado Daniel Petru Corogeanu, quien la empujó a tomar los hábitos y unirse a la congregación. Desde aquel instante el sacerdote percibió en ella energías malévolas, las cuales iban a ser expulsadas bajo su propia mano ante la ley de Dios.
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